Pablo Ruiz*
Este 11 de marzo asumió la presidencia de la República de Chile la doctora Michelle Bachelet. Por segunda vez, gobernará su país y son altas las expectativas que se tiene con ella.
Michelle Bachelet, 62 años, pediatra, es hija de una de las tantas víctimas que dejó la dictadura del General Pinochet. Su padre, el General de la Fuerza Aérea, Alberto Bachelet, fue detenido después del golpe de Estado en 1973, fue torturado y llevado a la Cárcel Publica de Santiago donde encontró la muerte. Su caso, es uno de los tantos que están en la justicia, junto a otros miles de casos, que todavía no alcanzan plena verdad y plena justicia.
El gobierno que asume Michelle Bachelet tendrá como gran desafío volver a encantar a la gente común que ha perdido la fe en la política luego de tantas promesas incumplidas por los partidos políticos que han gobernado Chile.
Hay que decir al público que en las últimas elecciones Presidenciales un gran número de ciudadanos no ejercieron su derecho a voto. Según datos del Servicio Electoral un 58,21% de los electores no fue a votar lo que cuestiona la legitimidad de la democracia chilena.
En primer lugar, se espera que en el gobierno de Michelle Bachelet se anule la Constitución de 1980, que dejó instalada la dictadura militar, y se convoque a una Asamblea Constituyente con amplia participación popular.
No es presentable para nadie que ya a 40 años del golpe de Estado en Chile este país siga funcionando con una carta constitucional heredada de la época en que gobernó Pinochet.
En Segunda lugar, el gobierno de Bachelet tendrá que dar pasos decisivos para terminar con el lucro en la educación y que verdaderamente la educación sea un derecho garantizado para todos los chilenos.
Sino es así, el nuevo gobierno que esta comenzando enfrentará nuevamente fuertes protestas de los estudiantes, que desde el 2011 han retomado la movilización social, en los distintos gobiernos, sacando varios Ministros de Educación.
En tercer lugar, se espera del nuevo mandato de Bachelet que el país avance sustancialmente hacia una mejor distribución de la riqueza.
De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en su informe “Going for Growth 2013” (Apuesta por el Crecimiento 2013), Chile es el país con mayor desigualdad en la distribución del ingreso.
El 10% más rico gana 27 veces más que el 10% más pobre, según un estudio del organismo. Un gran número de chilenos sobrevive con el sueldo mínimo fijado en 400 dólares en agosto del 2013 (algo así como 800 reales mensuales).
Hay que decir que la democracia no solo se mide por el porcentaje de ciudadanos que ejercen el derecho a voto sino también por el grado de satisfacción que sienten los gobernados de los gobiernos que el pueblo mismo elige.
La distribución de la riqueza, de manera justa, es fundamental para que las sociedades puedan tener asegurados sus derechos más elementales.
En el plano internacional, se espera que Michelle Bachelet siga apoyando los esfuerzos de integración latinoamericana de UNASUR y la CELAC. Al mismo tiempo, tenemos la aspiración que su gobierno dé una salida al mar para Bolivia.
Finalmente, por otro lado, las organizaciones de derechos humanos, seguirán insistiendo, ante este nuevo gobierno, que se termine con la Ley de Amnistía; se alcance verdad y justicia para todos los asesinados por la dictadura militar; se avance en el reconocimiento de los derechos del pueblo mapuche, se libere a sus presos políticos; se termine con los envíos de militares nacionales a la Escuela de las Américas, academia militar del Ejército de EEUU; y se terminen las denuncias de torturas y abuso policial, entre muchos temas que nos interesan.
En definitiva, aspiramos a vivir en una democracia real en que el gobierno trabaje para la felicidad de su pueblo y no de elites ni minorías de ninguna clase. Aspiramos a vivir en un país donde se respeten todos los derechos humanos.
* Pablo Ruiz, periodista chileno, pertenece a School of the Americas Watch. Es colaborador del Observatorio de Nacionalidades.
Este artículo ha sido publicado en OPOVO de Brasil:
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