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No Matar: La Escuela de las Américas y los cristianos

Escuela de las AméricasUna investigación del Senado de USA sobre la intervención norteamericana en Chile (1975), puso al descubierto que la CIA había entrenado al ejército chileno en formas de “controlar la subversión”.  El Informe de la Comisión de la Verdad “Brasil: Nunca Mais” (1985), indica  que oficiales del ejército asistieron a “clases de tortura” impartidas por la policía militar, realizándose “demostraciones prácticas” con prisioneros a quienes se torturaba.  Dicha “enseñanza”  fue iniciada por Dan Mitrione, un agente de policía norteamericano que “experimentaba” con mendigos de las calles.

0000123En 1996, la prensa norteamericana dio a conocer la existencia de Manuales de Entrenamiento utilizados en la Escuela de las Américas, que planteaban “…aplicar torturas, chantaje, extorsión y pago de recompensa por enemigos muertos”.

Es así que graduados de la Escuela de las Américas ha participado en asesinatos en Colombia; han integrado el grupo narcotraficante  “Los Zetas” en México; estuvieron involucrados en el golpe de Estado Honduras  en 2009; asesinaron al arzobispo Oscar Romero de San Salvador y a los jesuitas de la Universidad Centroamericana (UCA).

El 5 de abril de 2012, la embajada de USA en Chile informó sobre la inauguración de un Centro de Entrenamiento para Personal de Operaciones de Paz en Zonas Urbanas, ubicado en Fuerte Aguayo de Concón, construido con un aporte de 500 mil dólares proporcionados por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de USA.  El acuerdo entre ambos Estados consiste en prácticas de entrenamiento orientadas al control y represión de la población civil, significando así una renovación de la Doctrina de la Seguridad Nacional que promueve la presunción de la existencia de un “enemigo interno” que las FFAA y las policías deben combatir.

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Para Jesús, el Reino de Dios es un  mundo en el que reina la paz con justicia y solidaridad universal, lo que implica combatir la idolatría, especialmente aquella que promueve los crímenes y genocidios.  Es así como la IIIª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano “La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina” (Documento de Puebla, 1979), afirma que “las ideologías de la seguridad nacional, han contribuido a fortalecer, en muchas ocasiones, el carácter totalitario o autoritario de los regímenes de fuerza de donde se ha derivado el abuso de poder y la violación de los derechos humanos.

En algunos casos pretenden amparar sus actitudes con una subjetiva profesión de fe cristiana”. (Nº 49).  Es por ello que el filósofo y teólogo Ignacio Ellacuría plantea al respecto que, como respuesta a lo anterior, se debe desarrollar una Iglesia que propicie estructuras que den vida a las mayorías y que enfrenten a quienes impiden o anulan aquello.  Y agrega el Rector de la UCA en su último discurso de 1989, antes de ser asesinado por los egresados de la Escuela de las Américas, que “la Iglesia de los pobres se constituye en el nuevo cielo que se necesita para superar la civilización de la riqueza y construir la civilización de la pobreza, nueva tierra, en la que habite como en un hogar acogedor y no degradado, el hombre nuevo”.

Esto lo ratifica el Documento de Puebla al señalar que “la Doctrina de la Seguridad Nacional entendida como ideología absoluta, no se armonizaría con una visión cristiana del hombre en cuanto responsable de la realización de un proyecto temporal ni del Estado, en cuanto administrador del bien común.  Impone, en efecto, la tutela del pueblo por élites de poder, militares y políticas, y conduce a una acentuada desigualdad de participación en los resultados del desarrollo”. (Nº 549).  Y agrega el citado documento que “impedido, en este contexto, el acceso a los bienes y servicios sociales y a las decisiones políticas, se agravan los atentados a la libertad de opinión, a la libertad religiosa, a la integridad física.  Asesinatos, desapariciones, prisiones arbitrarias, actos de terrorismo, secuestros, torturas continentalmente extendidas, demuestran un total irrespeto por la dignidad de la persona humana.  Algunas pretenden justificarse incluso como exigencias de la seguridad nacional” (Nº 1262), porque “nadie puede negar la concentración de la propiedad empresarial, rural y urbana en pocas manos, haciéndose imperioso el reclamo de verdaderas reformas agrarias y urbanas, así como la concentración del poder por las tecnocracias civiles y militares, que frustran los reclamos de participación y de garantías de un estado democrático”.  (Nº 1263).

Es innegable que uno de los principales medios de mantención de la injusticia es la violencia ejercida por los ejércitos y policías convertidos en guardias pretorianas de los intereses de las transnacionales y de sus socios nacionales.  Para ello existe la Escuela de las Américas y las 70 bases militares norteamericanas conocidas establecidas en los países de América Latina.

Si se permanece neutral en situaciones de  injusticia, ello significa que en verdad se ha elegido el lado del opresor.  El auténtico seguidor de Jesús está obligado a luchar con todas sus fuerzas en la construcción de un mundo nuevo en que la avaricia y el egoísmo sean vencidos.

por Hervi Lara de SICSAL, Comité Oscar Romero – Chile y Comisión Ética Contra la Tortura. Es parte del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile

Santiago de Chile,  mayo de 2015

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