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Haití, un país ocupado

Eduardo Galeano brindó una brillante conferencia en la Biblioteca Nacional de Argentina, sobre Haití y la respuesta latinoamericana. Nuestro compañero Camille Chalmers, Director ejecutivo de la PAPDA, miembro de Jubileo Sur, compartió la mesa con el escritor uruguayo y expuso sobre la necesidad del retiro de las tropas de ocupación de la MINUSTAH y de la implementación de una verdadera cooperación solidaria.

Los calurosos aplausos que recibió Camille después de sus palabras, son la mejor muestra de afecto y solidaridad con la causa haitiana, y de que muchas veces nuestros gobiernos llevan adelante medidas que, cuando las verdades salen a la luz, son indefendibles e insostenibles en nombre de la paz y la solidaridad entre los pueblos.

Compartimos a continuación el texto leído por Galeano en el marco de la mesa-debate “Haití y la respuesta latinoamericana”, en la que participaron además Camille Chalmers.

Por Eduardo Galeano

¿Hasta cuándo seguirán los soldados extranjeros en Haití? Ellos llegaron para estabilizar y ayudar, pero llevan siete años desayudando y desestabilizando a este país que no los quiere.

La ocupación militar de Haití está costando a las Naciones Unidas más de ochocientos millones de dólares por año.

Si las Naciones Unidas destinaran esos fondos a la cooperación técnica y la solidaridad social, Haití podría recibir un buen impulso al desarrollo de su energía creadora. Y así se salvaría de sus salvadores armados, que tienen cierta tendencia a violar, matar y regalar enfermedades fatales.

Haití no necesita que nadie venga a multiplicar sus calamidades. Tampoco necesita la caridad de nadie. Como bien dice un antiguo proverbio africano, la mano que da está siempre arriba de la mano que recibe.

Pero Haití sí necesita solidaridad, médicos, escuelas, hospitales y una colaboración verdadera que haga posible el renacimiento de su soberanía alimentaria, asesinada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras sociedades filantrópicas.

Para nosotros, latinoamericanos, esa solidaridad es un deber de gratitud: será la mejor manera de decir gracias a esta pequeña gran nación que en 1804 nos abrió, con su contagioso ejemplo, las puertas de la libertad.

(Este artículo está dedicado a Guillermo Chifflet, que fue obligado a renunciar a la Cámara de Diputados del Uruguay cuando votó contra el envío de soldados a Haití.)

http://www.jubileosuramericas.org/item-info.shtml?x=101285

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